Mientras nos aclaramos sobre el acuerdo entre el PSOE, el PP y CiU para aprobar la famosa Ley Sinde – o al menos una parte-, nos quedamos con las demandas de los popes del interné peninsular en favor de la dimisión de la ministra.
Desde Actuable, tres horas después de conocerse la noticia, ya había casi 1.000 peticiones para que González-Sinde vuelva a la actividad privada. Sólo hay que firmar aquí. También otras redes sociales –Facebook– plantaban la misma batalla.
Sin embargo, no lo tenemos tan claro. Una dimisión personalizada en la ministra es una respuesta muy sencilla a un gran problema. Esta chapuza con forma de Real Decreto – la disposición final segunda del proyecto de Ley de Economía Sostenible– no se sostiene y no responde a los retos de la Propiedad Intelectual en el siglo XXI. Sinde es sólo una excusa, un accidente.