En una reacción química, la materia no se crea ni se destruye, solo se transforma. Este es el enunciado de la ley Lomonosov-Lavoisier. Igual pasa en la vida política.
Ser un EX es siempre un rollo. Hay ex maridos, ex jefes de sala o ex primeros ministros. Tony Blair es uno de ellos y, como la materia, resucita para ser Mr. Europa.
No se trata de formar parte de un desfile de «cachitas maduritos» hipermusculados, hablamos de un nuevo cargo creado en el Tratado de Lisboa: el presidente de la UE.
Después del sí de Irlanda al Tratado, se despeja la crisis institucional de la Unión y se abre el camino para la creación de este presidente, elegido con mandato de dos años y medio, y cuya principal función es ser la cara visible de la UE.
Tanto el Reino Unido como Francia apoyan la candidatura de Blair. Solo falta que Alemania obtenga un buen puesto en la Comisión Europea para que el padre del New Labour se convierta en el paladín de ese nuevo europeismo, simpático, sin duda, pero más intrascendente.
Por si acaso, una serie de colectivos ha puesto en marcha una campaña Stop Blair para evitar que el ex premier gane butaca de lujo en Bruselas. Junto a ellos, los conservadores británicos -que hoy inician congreso en Manchester- se oponen a su paisano -y a todo el continente- con uñas y dientes.
La incógnita, por lo tanto, sigue abierta hasta final de año. Entretanto, sería bueno revisar las teorías de Einstein sobre la conservación de la materia.
Siguiendo el relato del periodista y físico Miguel Angel Aguilar, expuestas en su libro «Sobre las leyes físicas y la Información«, se puede establecer que el retorno de Blair a la escena política será con una pérdida de materia (protagonismo) considerable, ya que masa y energía son mutuamente convertibles.
Por ejemplo, el gasto constante de energía que realizan las estrellas, supone la pérdida de masa pesante mientras emiten radiación. Es decir, el amigo de Aznar -de profesión, estrella- ha perdido bastante carisma y su materia, ya en decadencia, le va a convertir en un jubilado relaciones públicas con bandera azul y despacho en la capital de Bélgica. Al tiempo.