El éxito de la operación policial con la detención de Jurdan Martitegi, el nuevo efímero número uno de ETA, ha animado las especulaciones sobre un final definitivo de la banda terrorista.
encargado de fallas en la investidura de Patxi López
La publicación en el diario El País de un amplio reportaje sobre el nuevo papel de Josu Ternera, coincidiendo con las detenciones, ha despertado el interés de las tertulias políticas y ya se habla de una salida digna para el entorno del complejo abertzale.
Sin embargo, la realidad y el deseo no siempre van de la mano. Pese a que las actuaciones judiciales, policiales y, a veces, políticas, vayan en un sentido correcto para frenar a ETA, nada parece presagiar que el final del túnel esté cerca.
La confirmación por el ministro Rubalcaba de que el comando detenido planeaba un atentado con furgoneta-bomba en torno a los días de la investidura como lehendakari del socialista Patxi López, nos empuja más a recordar el discurso acción-reacción que siempre ha practicado la banda armada y que reiteró en su último comunicado.